CICLO DE VIÑA 2018

Las temperaturas registradas durante el mes de enero fueron ligeramente más bajas de lo esperado, con fuertes heladas. Sin embargo, durante el mes de febrero y hasta finales del mes de junio, esta tendencia cambió, registrándose temperaturas medias por encima de lo normal (2 a 3 ºC más elevadas). Debido a las altas temperaturas en abril, la brotación del viñedo se vio ligeramente adelantada, encontrándose ya el día 20 de abril en estado fenológico C (Punta Verde). Pero los bruscos cambios de temperatura durante los últimos días del mismo mes y fuertes heladas generalizadas dañaron de manera considerable la brotación. La helada de mayor importancia, la que más daños ocasionó en el viñedo fue la de la noche del 27 al 28 de abril la cual pudimos combatir eficientemente gracias al funcionamiento de las torres antiheladas instaladas en la finca.

El frente frío de los últimos días de abril y los primeros días de mayo pasó rápidamente, dejando paso a altas temperaturas y episodios de lluvias, lo que permitió que el viñedo se recuperase.

En cuanto a la pluviometría, la cantidad de agua acumulada en la presente campaña vitivinícola, con solo 235 litros, está por debajo de la media histórica.

De particular importancia, para la maduración de la uva, cabe destacar los pronunciados saltos térmicos, (temperaturas diarias máximas frente a las temperaturas diarias mínimas), que se produjeron durante la primera quincena del mes de septiembre.

Este vino está apto para beber actualmente, pero tiene un potencial de guarda de 25 años si se conserva en óptimas condiciones: 12-14 ºC / 54-57 ºF y 60 % de humedad relativa.

Se aconseja consumir a 18 ºC / 64 ºF.